sábado, 31 de marzo de 2012

PUEBLOS REPENTINOS

Poemas 1975-1983

"Pueblos repentinos", Epsilon Editora, 1988.

Casi una década en que la escondida
no fue un juego.



1. CONVERSACIONES DE SIMIOS Y SERPIENTES


Reclina tu frente tan lento como puedas
y quítate el reloj,
hay demasiado apremio en sus agujas.

LAS GORGONAS

Quienes no hayan mirado
hacia las mansas y cálidas vertientes de la idea,
y aún, quienes no ejercieron la decencia
en los escalones más débiles
o en las latitudes en que no se miran las palomas,
y todos aquellos que no gritaron a tiempo
cuando el salto y cuando el grito,
han de morir distinto de nosotros,
pues no tienen derecho a dejar de respirar
ni a sufrir lo suficiente.


SOLEDAD

Hay terribles monstruos
a la espalda de mis amigos.

Con esta cara de vanos y endurecidos pelos
con esta piel, con estos ojos,
sabré acaso algún día la razón del silencio.
Oiré la voz que no dudo
y tendré pruebas del eterno mar.

Con estos límites hallaré la infinitud
y gritaré con esta boca
el alarido quedo del capullo del cardón.


LOS LÍMITES DEL ORDEN

Con extraños males

he cubierto esta tierra
y la línea curva de este andar

delata mi penumbra.

LOS TRAICIONADOS

Advertir la traición
es condición suficiente para volar
por eso no somos pájaros.

Uno de estas tardes habrán de olvidar mi cara,
en algún suelo voy a caer de bruces.
Moriré despacio
pero seguro de estar muriendo.
Sería bueno abrir todas las puertas
y detener todos los relojes.
devendría un sufrimiento tolerable,
me rodearían mis fantasmas, el silencio y la mañana,
y la luz y las sombras se llenarían de infinitud.
Sería bueno, uno de estos años,
abrir todas las puertas para que nadie muera.


DIVISIÓN DEL DOLOR

En un rincón astuto
tratarán de que calles.

Toda flor se desangra entre ciertos muros.
No hay ojos para tanta inclemencia,
sólo lloviznas eléctricas y garrote
en manos estólidas.
Sucede cuando el grito,
cuando la muerte de los ideales
ofrece trabajo a los mediocres,
cuando nadie explota,
cuando se nublan los ojos
ante la triste virtud del silencio.


RINCONES

En el polvo yacen virtudes invisibles de la vida.
Hay un porqué en las gravas
para inquietar la ira del que vive
o sacudir las manos del que muere.
Hay polvo para todos,
un rincón en este mundo
donde permanecer tiesos
y desaparecidos.


OCHENTA Y TRES

Sostengo que no dejaré más que algunos versos
a pesar de sus formas quietas
rabiando melodías.
Sólo palabras para digerir el tiempo
y reparar distancias.
Sólo letras con fieras milenarias
llenas de vejez que no soñé.

Frases con arcabuces cargados
de rosas y terror.
Narraciones extrañas
donde se revuelve el laberinto
de postergación y miedo.
Caracteres oscuros
sobre la cara blanca del idioma.
Pienso que no seré más feliz que ahora
y me abstengo de opinar lo insuficiente.

Sostengo nuevamente tu mano
y tu piel se hace anémonas,
y otra vez la noche,
parece mentira.


LOS SIGNOS DE LA DEMENCIA

Esa parte rota en que dividimos el tiempo,
la máquina que gira, los gongs.
El rincón que apropia la basura.
Las semejanzas de las dudas del espejo,
del orden y la herida.
Las particulares voces de los hombres armados,
las voces de los hombres desnudos,
de las mujeres simples,
de los insectos complejos,
de los muy flacos por dentro.
Las iguales actitudes del oprobio y la basura,
del mal ocio y la incertidumbre.
Las mentiras toscas que justifican la bala,
el incendio, la tortura, las ventanas mudas,
la insistencia, el desorden,
la ambición.
Los costados extraños de la bebida
que resucitan las venganzas y los cuchillos.
Las razones castrenses que incendian las caras,
las aguas que bendicen la muerte.
Los cuerpos de paspartú

que derramaron luces negras
donde había pobreza suficiente
para sobrevivir sin gritar.
Los que sueltan el voltaje,

los que beben de los duelos
y los androides que ejecutan
a conciencia
la visión de sus espejos.


PREDECIBLE EL ACOSO

No pretendo extenderme en cada día.
He de morir como es costumbre:

roto pero completo.
No me preocupa saber qué harán

los minutos con mi carne,
ni que dirán los vivos de mis gestos.
Lo que sé de mí seguirá en los otoños,
y mis hachas y mis uñas
volverán en otra memoria
para darle amor o puñal a mi olvido.
Y otra vez vuelvo para adentro
como si alguien me llamara.


RECURSOS DEL ALBA

Por todas las heridas

que lentas estrellas mantienen en su sitio
habría que demorar el verso
y darle prioridad a la mañana.
Ésa sería la venganza de la flor,

de la luz, de la brisa.
En el interior del mundo

los muertos sonreirían.

Así traman mis palabras

su vocación de trampa.


VIVIR

Lo nuestro es delatarnos, es decir,
tener las olas a merced y un grito a cuestas.
Un alarido como pocos,

un falso tragaluz, una carnada.
Dejar los ojos quietos en la sombra insensata,
desconocer la luz y abjurar,
abjurar para siempre.
Será que ningún zorzal habitó estos espacios,
será que mi especie se llena de absurdos señuelos
o de llamaradas al ardor de las jinetas.
Esta noche se empecina, como tantas,
en buscar la primavera.


SENTENCIA

Cuando silencies la lengua para otorgar
empezarás la muerte de los callados,
que es una muerte húmeda y apartada.
Nada tan mortal como caer en la trampa
y seguir viviendo.



ODIO

Todo lo que toques

es olido por el cerdo.
No dejes que te muerda,

antes acábalo.


LA RUECA

Hay un reclamo de lógica perdida

en la espalda del viento.
Un reclamo de espacios y de ciencias
en la infinita sabiduría de las rocas.
Como nave cristalina el tiempo

reviste la preciada desnudez de la tierra
y los profanos hijos del ancestro

se pintan de colores
y se visten de espejos nunca vistos.

Y hay otras tantas formas de huir.


Hay un llanto esmeralda
acariciando la tibia mansedad de la montaña,
viene el mineral con su verdad a cuestas.
Alguien descompuso esas semillas
y creyéndose sabio les dio una cifra,
y cifra y letra
formaron extraños parásitos de papel
que no sacian nuestra honda sed
de invitados sin regalo.

La claridad brota de viejas filosofías no escritas aún,
los astros nada saben de palomas ni de credos,
pero el suelo ha dado flores e insectos
y sin contarnos nos envuelve en silencio
y a él volvemos.

Hay otras tantas formas de huir.


Objeto de grandes pensadores
con grandes cerebros y fortunas,
y profetas, magos, monjes e ingenieros,
objeto de inútiles pisadas, de invasiones,
de colonización,
de intrépidos periplos
alrededor de qué o de quién,
de formas y dibujos, de forzados cambios,
y de lluvias atómicas que nada saben
de núcleo ni de átomo.

Por eso el suelo aguantando no es sed
y es amparo,
sin embargo el gemido asoma en el desierto
y el grito en el volcán.

¿Quién me dará una almeja y un balde de arena?
¿Quién me enseñará a no saber nada?

Y otras tantas formas de huir.

Poemas 1975-1985

"Pueblos repentinos", Epsilon Editora, 1988.

Casi una década en que la escondida
no fue un juego.



1. CONVERSACIONES DE SIMIOS Y SERPIENTES


Reclina tu frente tan lento como puedas
y quítate el reloj,
hay demasiado apremio en sus agujas.



LAS GORGONAS

Quienes no hayan mirado
hacia las mansas y cálidas vertientes de la idea,
y aún, quienes no ejercieron la decencia
en los escalones más débiles
o en las latitudes en que no se miran las palomas,
y todos aquellos que no gritaron a tiempo
cuando el salto y cuando el grito,
han de morir distinto de nosotros,
pues no tienen derecho a dejar de respirar
ni a sufrir lo suficiente.


SOLEDAD

Hay terribles monstruos
a la espalda de mis amigos.

Con esta cara de vanos y endurecidos pelos
con esta piel, con estos ojos,
sabré acaso algún día la razón del silencio.
Oiré la voz que no dudo
y tendré pruebas del eterno mar.

Con estos límites hallaré la infinitud
y gritaré con esta boca
el alarido quedo del capullo del cardón.


LOS LÍMITES DEL ORDEN

Con extraños males

he cubierto esta tierra
y la línea curva de este andar

delata mi penumbra.


LOS TRAICIONADOS

Advertir la traición
es condición suficiente para volar
por eso no somos pájaros.

Uno de estas tardes habrán de olvidar mi cara,
en algún suelo voy a caer de bruces.
Moriré despacio
pero seguro de estar muriendo.
Sería bueno abrir todas las puertas
y detener todos los relojes.
devendría un sufrimiento tolerable,
me rodearían mis fantasmas, el silencio y la mañana,
y la luz y las sombras se llenarían de infinitud.
Sería bueno, uno de estos años,
abrir todas las puertas para que nadie muera.


DIVISIÓN DEL DOLOR

En un rincón astuto
tratarán de que calles.

Toda flor se desangra entre ciertos muros.
No hay ojos para tanta inclemencia,
sólo lloviznas eléctricas y garrote
en manos estólidas.
Sucede cuando el grito,
cuando la muerte de los ideales
ofrece trabajo a los mediocres,
cuando nadie explota,
cuando se nublan los ojos
ante la triste virtud del silencio.


RINCONES

En el polvo yacen virtudes invisibles de la vida.
Hay un porqué en las gravas
para inquietar la ira del que vive
o sacudir las manos del que muere.
Hay polvo para todos,
un rincón en este mundo
donde permanecer tiesos
y desaparecidos.


OCHENTA Y TRES

Sostengo que no dejaré más que algunos versos
a pesar de sus formas quietas
rabiando melodías.
Sólo palabras para digerir el tiempo
y reparar distancias.
Sólo letras con fieras milenarias
llenas de vejez que no soñé.

Frases con arcabuces cargados
de rosas y terror.
Narraciones extrañas
donde se revuelve el laberinto
de postergación y miedo.
Caracteres oscuros
sobre la cara blanca del idioma.

Pienso que no seré más feliz que ahora
y me abstengo de opinar lo insuficiente.

Sostengo nuevamente tu mano
y tu piel se hace anémonas,
y otra vez la noche,
parece mentira.


LOS SIGNOS DE LA DEMENCIA

Esa parte rota en que dividimos el tiempo,
la máquina que gira, los gongs.
El rincón que apropia la basura.
Las semejanzas de las dudas del espejo,
del orden y la herida.
Las particulares voces de los hombres armados,
las voces de los hombres desnudos,
de las mujeres simples,
de los insectos complejos,
de los muy flacos por dentro.
Las iguales actitudes del oprobio y la basura,
del mal ocio y la incertidumbre.
Las mentiras toscas que justifican la bala,
el incendio, la tortura, las ventanas mudas,
la insistencia, el desorden,
la ambición.
Los costados extraños de la bebida
que resucitan las venganzas y los cuchillos.
Las razones castrenses que incendian las caras,
las aguas que bendicen la muerte.
Los cuerpos de paspartú

que derramaron luces negras
donde había pobreza suficiente
para sobrevivir sin gritar.
Los que sueltan el voltaje,

los que beben de los duelos
y los androides que ejecutan
a conciencia
la visión de sus espejos.


PREDECIBLE EL ACOSO

No pretendo extenderme en cada día.
He de morir como es costumbre:

roto pero completo.
No me preocupa saber qué harán

los minutos con mi carne,
ni que dirán los vivos de mis gestos.
Lo que sé de mí seguirá en los otoños,
y mis hachas y mis uñas
volverán en otra memoria
para darle amor o puñal a mi olvido.
Y otra vez vuelvo para adentro
como si alguien me llamara.


RECURSOS DEL ALBA

Por todas las heridas

que lentas estrellas mantienen en su sitio
habría que demorar el verso
y darle prioridad a la mañana.
Ésa sería la venganza de la flor,

de la luz, de la brisa.
En el interior del mundo

los muertos sonreirían.

Así traman mis palabras

su vocación de trampa.


VIVIR

Lo nuestro es delatarnos, es decir,
tener las olas a merced y un grito a cuestas.
Un alarido como pocos,

un falso tragaluz, una carnada.
Dejar los ojos quietos en la sombra insensata,
desconocer la luz y abjurar,
abjurar para siempre.
Será que ningún zorzal habitó estos espacios,
será que mi especie se llena de absurdos señuelos
o de llamaradas al ardor de las jinetas.
Esta noche se empecina, como tantas,
en buscar la primavera.


SENTENCIA

Cuando silencies la lengua para otorgar
empezarás la muerte de los callados,
que es una muerte húmeda y apartada.
Nada tan mortal como caer en la trampa
y seguir viviendo.


2. CONFLICTO (1982)

Vengo desde nunca y para siempre.
Necesito quedarme a discutir sobre lo eterno.
Busco heridas que justifiquen el grito.


PLANETA

Tarde envuelta en rojas llamaradas.
Cielos eternos despedazan

el ocaso certero de los astros.
Viento que concibe quiebros

y compañeros que caen.

El cobijo agrietado del recuerdo
olvida este presente:
aun aislados
los tormentos
todo es desolación.

Cabe un ojo en nuestra riqueza
y no flaquea el insano designio
de un redil de locos.

La tarde se deshace

en partículas de luces quemadas.


HERIDOS

Se hunden, se retuercen.
Tus dedos sin distancia

y tu piel inmutable
se deshacen.
Las formas del espacio

se sacuden.


TRINCHERA

Retazo de un crepúsculo

para el alivio de la mirada
(juega el abismo su ignorancia
y su presunción).
Todo cunde.

La forma esencial acecha
quitándose los dientes.


BATALLA

Inopia.
Hora de ver el infame delito

de morir en vano.

La forma esparce su misterio
soltándose de los cuerpos.


DEL CORAZÓN A LAS PALMAS

Me causa el entorpecido instante
el nudo que envuelve

mentiras y explosiones.

Ominosas ofrendas a los vencidos,
a los que avanzaron,
a los que huyeron

de las esquirlas de la obediencia

Fruta fresca para los recién llegados
y lágrimas.


ODIO

Todo lo que toques

es olido por el cerdo.
No dejes que te muerda,

antes acábalo.


LA RUECA

Hay un reclamo de lógica perdida

en la espalda del viento.
Un reclamo de espacios y de ciencias
en la infinita sabiduría de las rocas.
Como nave cristalina el tiempo

reviste la preciada desnudez de la tierra
y los profanos hijos del ancestro

se pintan de colores
y se visten de espejos nunca vistos.

Y hay otras tantas formas de huir.


Hay un llanto esmeralda
acariciando la tibia mansedad de la montaña,
viene el mineral con su verdad a cuestas.
Alguien descompuso esas semillas
y creyéndose sabio les dio una cifra,
y cifra y letra
formaron extraños parásitos de papel
que no sacian nuestra honda sed
de invitados sin regalo.

La claridad brota de viejas filosofías no escritas aún,
los astros nada saben de palomas ni de credos,
pero el suelo ha dado flores e insectos
y sin contarnos nos envuelve en silencio
y a él volvemos.

Hay otras tantas formas de huir.


Objeto de grandes pensadores
con grandes cerebros y fortunas,
y profetas, magos, monjes e ingenieros,
objeto de inútiles pisadas, de invasiones,
de colonización,
de intrépidos periplos
alrededor de qué o de quién,
de formas y dibujos, de forzados cambios,
y de lluvias atómicas que nada saben
de núcleo ni de átomo.

Por eso el suelo aguantando no es sed
y es amparo,
sin embargo el gemido asoma en el desierto
y el grito en el volcán.

¿Quién me dará una almeja y un balde de arena?
¿Quién me enseñará a no saber nada?

Y otras tantas formas de huir.